El museo de Brooklyn rinde tributo a uno de los artistas latinoamericanos más importantes del siglo XIX a través de una ambiciosa retrospectiva del pintor puertorriqueño Francisco Oller. Philip Klint tiene la historia. 

El impresionismo caribeño en todo su esplendor. 

El museo de Brooklyn alberga hasta principios del año entrante más de 40 óleos de Francisco Oller y otras 40  pinturas de sus predecesores y contemporáneos en una exhibición curada por Richard Aste y Edward Sullivan, profesor de NYU. 

Se trata de apenas la segunda retrospectiva en Nueva York de este gigante del arte latinoamericano. La primera fue hace más de 3 décadas en el Museo del Barrio. Pero esta exposición presenta por primera vez a Oller en su contexto trasatlántico, mostrando su amistad y sus vínculos con pintores europeos como Paul Cézanne y su influencia sobre artistas caribeños. 

"Quiero que vean en esta gran oportunidad, la primera en Estados Unidos y creo en el mundo de ver una pintura de Oller al lado de una contemporánea de sus amigos, de Pizarro y de Cezane. Cuando está en Francia se convierte en un pintor francés, cuando está en España el absorbe todas las influencias que tiene de sus contemporáneos en Madrid  y cuando regresa a PR  inventa un estilo completamente inovador", dijo Richard Aste, curador del Museo de Brooklyn. 

La gran mayoría de las pinturas incluídas en la exhibición son de colección privada. Entre las obras más destacadas, se encuentra Hacienda La Fortuna, una pintura encargada por un industrial catalán que muestra un ingenio azucarero en Puerto Rico y es considerada su obra maestra.

La exposición también incluye una serie de retratos de artistas, intelectuales y políticos como el presidente estadounidense William McKinley y sus icónicos bodegones que reflejan los paisajes tropicales de su tierra natal.

"Lo que me gusta mucho de ese género de pintura donde el es sumamente exitoso es que representa el cariño, la pasión que Francisco Oller tiene para su isla nativa. Hay representa las frutas que crecen en esa parte del mundo y él mismo se identifica a través de estos bodegones o naturalezas muertas", dijo Aste.

Oller vivió mucho tiempo en París y Madrid  pero regresó a la isla en 1884 y fue ahí donde permaneció hasta su muerte en 1917.

A pesar de su influencia sobre artistas latinoamericanos y también europeos, hoy en día muchos fuera del Caribe no conocen su nombre. Aste dice que esto se debe a que la gran mayoría de sus obras se encuentran en Puerto Rico. 

"Hay solo dos museos en Estados Unidos que lo representan en las colecciones permanentes. El Museo del Barrio en Manhattan y ahora el Museo de Brooklyn porque adquirimos una obra de él hace 3 años pero sin representación en las colecciones públicas en este país no puede conocer el público el gran talento que es Francisco Oller", dijo Aste. 

La exposición estará abierta al público hasta principios de enero. Luego viajará al Museo de Arte de Puerto Rico, un destino apropiado para la obra de este importante pintor que revolucionó el arte caribeño y latinoamericano.