Celin Rodriguez se rehúsa abandonar el vecindario donde junto a su esposo Tony operó su negocios por casi 30 años. Las puertas de su taller de mecánica Celin Auto Electric fueron cerradas el mes pasado pero siguen arreglando carros en la calle, justo en frente del antiguo local.

“Aquí estoy y aquí me voy a quedar y voy a hacer sirviendo a mi comunidad desde aquí, desde este pequeño taller que hemos creado”, explicó Celín Rodríguez, dueña del Celín Auto Electric.

Los esposos Rodríguez compraron una van, donde ahora tienen una pequeña oficina y herramientas básicas para poder seguir sirviendo a sus clientes.

Nos dicen que se vieron obligados a despedir a sus cuatro empleados, dos de ellos quienes eran sus hijos. Los otros dos tenían 20 y 25 años trabajando para ellos. Sin un local, es muy limitado los trabajos de mecánica que pueden hacer en la calle. 

"Mi deseo era que estuvieran conmigo pero no les he podido dar la mano como ellos la necesitan", dijo Tony Rodríguez, copropietario de Celin Auto Electric.

Nos cuentan que el casero, XYZ Corp, el nuevo dueño del edificio ubicado en el 3906 de la Décima Avenida, los desalojó después de ocupar ese lugar por casi 3 décadas. El inmueble fue rentado a la Escuela Charter Inwood Academy. 

“Algo muy doloroso, nunca pensé que iba salir de ahí en la posición que salí y como salí y como fui tratada", añadió la copropietaria Celín. 

Y nos dicen que trabajar en la calle no es nada fácil, están expuestos a las condiciones del tiempo, a la lluvia, el calor, al frío. Menos mal que las temperaturas han comenzado a mejorar. 

“Al final al cabo, tú lo puedes aguantar, pero al final, a tu vejez, te va a sufrir de eso y vas a pasar una vida quejándote", explicó Tony.

El taller Celin Auto Electric se unirá a los cientos de negocios cerrados en el Alto Manhattan por los altos precios de la renta. Los esposos Rodriguez piensan que la situación ha empeorado luego de revelarse los planes de zonificación. 

“No es justo lo que está pasando ese señor, porque es tremendo mecánico, gente honesta, gente buena y pues que no merecen esa suerte que le está pasando ahorita”, dijo Manuel Antonio Garcés, cliente del taller.

Los esposos Rodriguez esperan trabajar en la calle provisionalmente y poder conseguir otro espacio en el vecindario donde continuar operando.