La nieve no ha sido impedimento pero sí agudizó las condiciones ya incómodas, para cientos de solicitantes de asilo que hacen fila para esperar un nuevo cupo en el sistema de refugios en el centro de redistribución del East Village.
La nevada de este sábado, la segunda en una semana, dejó acumulados de nieve en Manhattan de unas a dos pulgadas.
Y mientras que muchos neoyorkinos se refugian en sus hogares en estas condiciones, cientos de inmigrantes recién llegados a nuestra ciudad, y que aún no consiguen un cupo para regresar los refugios municipales, pasan la noche en iglesias y otros lugares de paso.
El inmigrante Giancarlo Cedrés nos cuenta:
“Estábamos en una iglesia noche, ya venía cayendo mucha nieve y bueno, nos quedamos ahí como unas 200 personas. Ya yo, por lo menos en mi caso, tengo siete días fuera en la calle, esperando shelter”.
En algunos casos, debieron salir a esperar en la calle desde la madrugada, antes de regresar a la antigua escuela St. Brigid’s en este vecindario, que ha sido designado, ya por varios meses, como un centro de procesamiento para volver a solicitar un albergue. Y esto, ante la política de la alcaldía que limita a 30 días la estadía en los refugios para los solicitantes de asilo solteros y a 60 días para las familias inmigrantes.
Otros esperan desde el parque Tompkins Square y explican que tener un número asignado, no garantiza lograr un cupo el mismo día, de hecho, muchos llevan varias jornadas yendo y viniendo.
"A las cuatro de la madrugada, saliste de esa iglesia, ¿y que hiciste durante ese tiempo?", comenta Julio César Salazar, inmigrante.
“Me metí en un techito de un negocio. Afuera porque hacía mucho frío, mucho, mucho. Estaba cayendo nieve. Ya yo tengo acá tres días aquí, tengo que esperar más o menos diez días más, o sea, diez días a que se vaya haciendo el proceso”, agrega.
A la fecha, el número de inmigrantes bajo el cuidado de la ciudad según cifras oficiales se ha reducido a casi 66 mil en lugar de 69 mil. Lo atribuyen a trabajo social intensificado.
A su vez, la administración Adams ha dicho que espera cerrar, a partir del 26 de febrero, las cinco salas de espera habilitadas para quienes no cuentan con refugio, mientras que idean nuevas formas para reducir el número de personas en los albergues.
Mientras tanto, para aliviar un poco la incertidumbre, en medio de la nieve, voluntarios de grupos como Los Vecinos de East Village, reparten a los nuevos inmigrantes, platos de comida caliente, kits de aseo e información relevante.
Jacqueline Leduc, voluntaria de vecinos de East Village dice:
“Y sabemos que no podemos ofrecerle a la gente un refugio permanente, entonces lo que hacemos es en la zona, buscar lugares donde la gente puede descansar en el día. La información que hicimos, sobre todo es aquí: dónde pueden ir a calentarse, tomar una ducha, cargar su teléfono, clases de inglés, algunas informaciones jurídicas, porque sabemos que el sistema de shelter es muy complicado y está muy colapsado.”