Hija de inmigrantes dominicanos, Lourdes Ventura es la segunda mujer de origen dominicano en ser elegida como jueza de la Corte Suprema de Nueva York.

Ventura dice que esos valores inculcados por su madre la han llevado hasta aquí.

“Mami siempre, hasta este día, decía que había que ayudar a otros, esa era la prioridad", dijo la jueza Ventura.

Sus padres vinieron en los 60s y se conocieron en Nueva York. Lourdes nació en Corona, Queens, y desde muy pequeña ayudaba a su mamá traducir del inglés al español.

“Como niño uno siempre quiere jugar y hacer otras cosas...cuando me llamaban para ayudar o traducir y yo estaba mi edificio donde vivía en Corona y me decían: 'Lourdes tu tienes que venir a hacer esto', yo no quería dejar el juego, pero lo hacía porque eso era lo que mi mamá me decía", agregó Ventura.

Su primer contacto con el sistema legal de este país lo sufrió en carne propia: a su mamá la querían desalojar de un apartamento porque no tenía como pagar el alquiler. A Lourdes le tocó interpretar en el tribunal de vivienda.

”Como niña fui a traducir para mi mamá porque había una situación en que nos estaban tratando de sacar del apartamento donde vivíamos y yo fui a la corte de vivienda con ella", explicó Ventura.

-¿Cuáles han sido esos obstáculos que has tenido que vencer durante toda tu carrera?

"Creer en mi misma, pensar que sí puedo hacer estas cosas".

Lourdes estudió abogacía en la Universidad de Buffalo. Después de graduarse trabajó como fiscal del distrito de Queens. Varios años después decidió postularse y ganó la elección para la corte civil del condado de Queens. Finalmente, fue nominada el año pasado para el Tribunal Supremo del estado. 

-Ahora como jueza, ¿hay algún caso que le haya tocado emocionalmente, que se identifique?

"Yo diría que los casos que parecen más sencillos, de personas que no tiene abogado en reclamos pequeños que son menos de 5 mil doóares, muchas veces eso me tocaba porque eran personas defendiéndose ellas mismos. Y parece que no es mucho dinero pero para ellas sí es mucho dinero".

Ahora, en esta posición y haciendo un recuento de su vida, nos dio un consejo para los jóvenes:

"Sigan luchando. Que no se den por vencidos".