Adalgisa Rosa y Grisselle Cintrón son cuidadoras de salud en el hogar y durante los meses más críticos de la pandemia continuaron ofreciendo sus servicios esenciales a los ancianos de la ciudad.
Así explica Rosa su experiencia de entonces: "Eso hay que vivirlo para saberlo. Lo digo yo, estuvimos ahí desde el primer día hasta el último y todavía sigo, no he parado".
Por su parte, Cintrón comento al respecto: "Muy difícil, muy difícil, porque nada es como antes, nada, ha cambiado mucho el estilo de vida".
Y en medio de reportes de miles de muertes y contagios a nivel municipal, ellas siguieron ofreciendo cuidado personal, así como ayuda en las tareas del hogar y en la preparación de alimentos.
Esto incluso cuando la ciudad estaba paralizada y la mayoría de los residentes permanecían en sus casas.
"Yo me cambiaba una ropa hasta dos veces al día, porque a mí los nervios me estaban matando. Yo dije, no me va a matar el virus, me va a matar los nervios", detalla Rosa.
Adalgisa, una abuela Dominicana que vive en Nueva York desde hace 34 años, asegura que estuvo al borde de la desesperación al enterarse de que varios de sus amigos no habían sobrevivido al Covid-19: "Un día llegué a un nivel tan alto de estrés que yo llamé a la agencia para dejar el trabajo".
Pero una vez logró calmar sus nervios, pudo seguir cuidando de sus pacientes, a los que, según dice, quiere como si fueran su familia.
Grisselle, una boricua con 36 años de experiencia como cuidadora de salud en el hogar, cuenta que sus pacientes son personas mayores en delicado estado de salud, por lo que ahora su trabajo presenta muchos nuevos retos.
"Acá uno tiene que cuidarse más, hay que estar usando la mascarilla y lavarse las manos, tener distanciamiento social con el paciente", comenta Cintrón.
Y tanto Grisselle como Adalgisa aseguran sentir una gran responsabilidad de mantenerse libres de coronavirus, porque no quieren poner en riesgo las vidas de sus familiares, ni las de sus pacientes.
Grisselle, quien vino de Puerto Rico en 1988, estuvo en cuarentena por 14 días luego que una de sus pacientes dió positivo al Covid-19.
"Me dio miedo si, porque yo dije. Si ella lo tiene, definitivamente lo tengo yo. Yo lloré porque yo dije, Dios mío a lo mejor yo tengo este virus y se lo transmito a mi hijo", dijo Cintrón.
Pero el cariño es más fuerte que el temor. Ambas dicen que a pesar de los tiempos difíciles, seguirán brindado la ayuda que estas personas necesitan.
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