Es “El tiempo del silencio” -o 'Quiet Time' en inglés- un popurrí de técnicas de meditación que se ofrece al cuerpo de estudiantes de la escuela BUGS, el Brooklyn Urban Garden Charter School, desde que abrió sus puertas en 2013.

“Me ayuda bastante más porque puedo volver al centro y me puedo calmar y cómo me puedo usar la mente y lo puedo controlar un poquito más bien, no estoy como nervioso”, dijo el estudiante de séptimo grado, Agustín Fiocca.

Así como Agustín, cada mañana, y de nuevo después del almuerzo, los 300 estudiantes de BUGS practican “El tiempo del silencio”, cuya base es el 'mindfulness', o el hacer conciencia del presente para enfocar y calmar la mente.

Esto se logra usando técnicas de meditación como la respiración consciente, movimientos corporales suaves para relajar cuerpo y mente y así estar en el aquí y el ahora.

“Cada vez que estoy nerviosa, puedo usar todos los tips que tiene 'Quiet Time' como en los videos de respirar que hacemos. Me ayuda también afuera de la escuela para como calmarme y no ser tan nerviosa”, dijo Sol Cullen, otra estudiante.

BUGS enseña a estudiantes de sexto a octavo grado, niños que están en la adolescencia, etapa crucial en el desarrollo humano.

 
Estudiante. Escuela Charter Brooklyn Urban Garden.

 

"Tienen cuerpos, mentes, puntos de vista tan cambiantes sobre el mundo y, por lo tanto, queremos darles dos momentos al día, para volver a centrarse, a través de estas herramientas. Son técnicas que se deben practicar a diario, para que cuando tengan un momento estresante, puedan acceder a ellas con mayor facilidad", explicó Susan Tenner, directora ejecutiva de BUGS y cofundadora.

Dos estudios del Instituto de Technología de Massachusetts (MIT) revelan que cuando los niños practican el 'mindfulness' o hacer conciencia del momento presente, tienen menos estrés, un rendimiento académico mayor y menos tristeza e ira.

Luego de la pandemia, alrededor del 20% de los niños en esta escuela han expresado que sienten ansiedad y han tenido pensamientos de autoestima negativos. Esto, sumado al estrés mismo que muchas veces trae el ser un adolescente. 

“Tiene que arrancar el día, correr, están tarde, tienen todas esas interacciones en la mañana, llegan a la escuela y pueden tener 15 minutos para bajar de todo ese acelere que tienen en la mañana. De concentrarse para después poder responder a cosas con los otros estudiantes de mejor manera, recibir la información de los profesores”, dijo Laura Karlen, Gerente programa de Sostenibilidad y madre de estudiante en BUGS.

“Les da la confianza de que ellos pueden enfrentar cualquier situación. Creo que todo esto ayuda a que traigan la mejor parte de ellos al colegio, al aprendizaje”, dijo Ana Bast, madre de estudiante en BUGS y miembro de Junta Directiva.