Estas paredes adornadas con anuncios y afiches cuentan solo parte de la historia de un proyecto que nació en 1979 y que, a través de las últimas cuatro décadas, ha dejado una profunda huella en Nueva York.
Bernardo Palombo, es el director del Taller Latinoamericano: "Por aquí pasaron pintores, poetas, gente increíble. Decidimos abrir un espacio definido por el diálogo y la creatividad".
Para Palombo, fundador del Taller, la idea de crear esta institución surgió de la necesidad de servir a la comunidad inmigrante, a través de la música y el arte.
"Fue el modelo que mi madre me enseñó. No es necesario saber todo. Y lo que Violeta Parra dice, lo que puede el sentimiento, no lo ha podido el saber", ahonda Palombo.
Por aquí han pasado artistas de la talla de Mercedes Sosa, Leon Gieco, Pete Seeger y David Byrne.
Y si bien Palombo dice que la única constante es el cambio, lo que no ha cambiado son las clases de español que brinda El Taller a grandes y chicos lo que le permite pagar su renta y llevar a cabo conciertos y diferentes actividades culturales.
"A través de las clases de español hemos podido ofrecer un espacio abierto para todo tipo de músico, para todo tipo de arte, para todo tipo de representación artítstica", detalla Palombo.
Además de estas clases, que también lleva a decenas de escuelas públicas de la ciudad, El Taller ha creado currículos para el programa infantil Plaza Sésamo y el hospital Montefiore.
Y ahora, al cumplir 40 años de vida, se ha embarcado en quizás su proyecto más ambicioso.
Palombo dice que quiere convertir este espacio en un territorio verde y conectarlo con el proyecto medioambiental conocido como el Green New Deal, impulsado por la congresista neoyorquina Alexandria Ocasio-Cortez.
Se trata de un pequeño edificio en el corazón de East Harlem en la esquina de la avenida Lexington y la calle 110, que serviría como una especie de laboratorio ecológico.
"Estamos sacando todos los permisos con Parks and Recreation para ver cómo logramos hacer de ese edificio un ejemplo de energía alternativa", explica Palombo.
Si recibe la luz verde de NYCHA, el edificio contaría con paneles solares, ventanas receptoras de energía solar e incluso un huerto alimenticio.
"Este proyecto no es de una sola persona, es un proyecto de toda la gente que ha usado, que todavía usa, que va seguir usando este espacio", concluye el director de El Taller.