Cara a cara se encontraron el miércoles los principales representantes de dos orillas políticas en Colombia: Gustavo Petro, primer presidente electo de izquierda, y el expresidente conservador Álvaro Uribe, quien gobernó entre 2002 y 2010 y ha tenido gran influencia política en las últimas dos décadas.
La invitación la extendió Petro a Uribe en el marco de un "acuerdo nacional'' que busca reunir amplios sectores para llegar a consensos sobre problemas estructurales del país.
La reunión fue privada en el norte de Bogotá y estuvo dividida en dos momentos: primero hablaron los dos líderes a solas y luego los acompañaron sus asesores más cercanos. Uribe le pidió a Petro abrir un canal de diálogo directo durante su mandato para ejercer una "oposición razonable''.
La discusión giró en torno a temas álgidos que representan los principales reparos y temores que tenía la derecha sobre Petro durante la campaña electoral, como la protección de la propiedad privada, el aumento de impuestos al patrimonio y a los dividendos y la suspensión de nuevas licencias de explotación petrolera.
"Expresamos que compartimos todo el esfuerzo que se haga para que este país acelere la superación de pobreza, pero que eso no puede ser al costo de marchitar al sector privado, esa política se volvería insostenible'', dijo Uribe a la prensa.
Aunque se opone, Uribe dio por hecho que Petro va a normalizar las relaciones diplomáticas con el gobierno de Venezuela, rotas desde 2019 entre Nicolás Maduro y Duque, quien reconoce al líder opositor Juan Guaidó como presidente interino.
Durante el encuentro, Uribe puso sobre la mesa un tema polémico en el país: reformar el Tribunal de Paz creado tras la firma del acuerdo de paz entre el Estado y la guerrilla Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en 2016.
Se trata de una reforma que ha impulsado el uribismo para que el tribunal les dé un trato diferencial a los integrantes de las fuerzas armadas que también comparecen por haber estado vinculados al conflicto interno que se prolongó por cinco décadas. El saliente presidente Duque propuso una ley en el Congreso para reformarlo durante su mandato, sin embargo, las modificaciones fueron rechazadas por la Corte Constitucional.
Petro, quien no se pronunció sobre la reunión, ha prometido cumplir a cabalidad con el acuerdo de paz y siendo senador se opuso a la ley que pretendió reformar el Tribunal de Paz.
Durante la tensa campaña presidencial, Uribe criticó constantemente a Petro a quien señaló de tener afinidades con el chavismo en Venezuela e incluso de querer cambiar el modelo económico del país y acabar con la propiedad privada. Petro, quien en su juventud militó en la extinta guerrilla M-19, ha negado tales intenciones.
Más allá de los resultados de la reunión entre opositores políticos, el encuentro podría enviar un mensaje conciliador a una Colombia que acaba de vivir una tensa campaña electoral y que atraviesa un proceso de posconflicto a cinco años de la firma del acuerdo de paz.
"Este encuentro puede significar las bases para llegar a acuerdos de país y para mitigar los enfrentamientos entre extremos políticos'', dijo a The Associated Press el analista político Johan Caldas, de la Universidad de la Sabana.
Si bien para Petro es beneficioso reunirse con su principal antagonista político para enviar un mensaje conciliador de su gobierno que está próximo a empezar el 7 de agosto, para Uribe es una apuesta política distinta.
Según el analista político Yann Basset, profesor de la Universidad del Rosario, Uribe buscaría consolidarse como líder de la oposición y la derecha, debido a que hay otros líderes políticos en busca de ese mismo espacio.
"Estamos en un momento de recomposición de la derecha después de la derrota electoral fuerte que sufrieron en este ciclo electoral tanto en las legislativas como en las presidenciales. Este encuentro es una forma de reafirmar el liderazgo de Uribe'', explicó Basset a la AP.
Uribe no sólo gobernó con una alta popularidad como jefe de Estado, también impulsó la primera presidencia de Juan Manuel Santos en 2010 y después la candidatura del actual presidente Iván Duque. Sin embargo, su poder electoral se vio menguado con la victoria de Petro y de la izquierda, en un país que históricamente había sido gobernado por la derecha y los moderados.