El expresidente Donald Trump llega a la corte del Bajo Manhattan para testificar en el caso civil en su contra en el que se lo acusa, a él y su empresa, de inflar falsamente los activos de su compañía para obtener préstamos y pólizas de seguro más favorables.

Trump llegó al edificio poco antes de las 9 y media de este lunes.

Como es habitual, Trump aprovechó la reunión de la prensa en los pasillos para arremeter contra el caso el lunes, antes de que se iniciara el juicio. Atacó a James de "racista" y calificó el caso de "situación muy triste para nuestro país" y "muy injusta".

El testimonio le da la oportunidad de intentar utilizar el estrado como plataforma de campaña, pero su formato bajo juramento, ante un juez que ya le ha multado por comentarios incendiarios fuera de los tribunales, también invita a un claro peligro para un hombre de negocios y candidato famoso por un estilo retórico desenfadado.

Todo ello provoca un espectáculo en el que un expresidente y el principal candidato presidencial republicano se defiende de las acusaciones de que infló drásticamente su patrimonio neto.

Antes de finalizar, calificó a sus críticos de matones.

Su turno en el estrado de los testigos, en un caso que afecta al corazón de la marca empresarial que pasó décadas creando, supone una notable convergencia de sus problemas legales y sus aventuras políticas.

El juez falló finalmente a favor de Roosevelt tras un juicio de cinco semanas, en el que el ex presidente pasó ocho días en el estrado.

"Fueron cinco semanas de gran tensión", escribió en una carta a su hijo. "Pero el resultado fue un gran triunfo, y estoy seguro de que no habrá más juicios por difamación en lo que a mí respecta, y por el momento al menos ninguna otra participación activa en política para mí".

Los hijos del expresidente, Eric y Donald Trump Jr., testificaron la semana pasada. 

Eric dijo que confiaba completamente en los contadores y abogados para garantizar la exactitud de los documentos financieros de la empresa. 

Por su parte, Donald Junior testificó que no recordaba haber trabajado nunca en ninguno de los estados financieros y que no tenía “conocimiento específico” de los mismos.

Trump caminó lentamente hacia el estrado de los testigos, tirando de su traje mientras se preparaba para horas de preguntas en una demanda del fiscal general del estado de Nueva York que le acusa a él y a su empresa de inflar el valor de sus propiedades y engañar a bancos y aseguradoras en la búsqueda de negocios y préstamos.

En cuestión de minutos, se le preguntó por los documentos financieros que constituyen el núcleo del caso: sus "estados de situación financiera" anuales. Se entregaban a bancos, prestamistas y otras entidades para garantizar la financiación y los negocios. Según la fiscalía, eran fraudulentos y estaban muy inflados.

Como ha hecho en los preparativos para testificar, Trump restó importancia a las declaraciones, señalando un descargo de responsabilidad que, según él, equivalía a decir a los destinatarios que hicieran sus propios cálculos.

"Los bancos no las consideraban muy relevantes, y tenían una cláusula de exención de responsabilidad, que podríamos llamar cláusula de declaración sin valor", dijo, insistiendo en que, tras décadas en el sector inmobiliario, "probablemente conozco a los bancos mejor que nadie... Sé lo que miran. Se fijan en el trato, se fijan en la ubicación".

Aunque al principio Trump respondió a las preguntas con naturalidad, sus tensiones con el juez del Tribunal Supremo del estado Arthur Engeron -que el mes pasado le impuso una multa de 10.000 dólares por violar una orden de silencio- eran evidentes.

Trump se quejó ante el tribunal de que sus estados financieros de 2014 no deberían ser objeto de la demanda.

En tanto, la hija de Trump, Ivanka, subirá al estrado del tribunal el miércoles. 

 

Estaba previsto que lo hiciera el viernes pasado durante medio día pero sus abogados argumentaron que su testimonio probablemente necesitaría un día completo.