El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, dice que nominará a Kash Patel como director del FBI, recurriendo a un firme aliado para transformar la principal agencia policial de Estados Unidos y eliminar del gobierno a supuestos "conspiradores".

Es la última bomba que Trump ha lanzado contra la clase política de Washington y una prueba sobre hasta dónde llegarán los republicanos en el Senado para ratificar a los funcionarios nominados por el presidente electo.

La selección de Patel es congruente con la visión de Trump de que las instituciones policiales y de inteligencia del Estado requieren una transformación radical, y con su deseo declarado de ajustar cuentas con supuestos adversarios. Muestra cómo Trump, aún furioso tras años de investigaciones federales que ensombrecieron su primer mandato, está moviéndose para colocar en la cima del FBI y del Departamento de Justicia a aliados cercanos que cree que lo protegerán en lugar de escudriñar sus acciones.

Patel "desempeñó un papel fundamental en descubrir el engaño de Rusia, Rusia, Rusia, defendiendo la verdad, la responsabilidad y la Constitución", escribió Trump el sábado por la noche en redes sociales.

El anuncio significa que el actual director del FBI, Christopher Wray, debe dimitir o ser despedido después de que Trump asuma el cargo el 20 de enero. Wray había sido nominado por Trump y comenzó su mandato de 10 años —una duración destinada a aislar a la agencia de la influencia política de los cambios de gobierno— en 2017, después de que Trump despidiera a su predecesor, James Comey.

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La nominación de Patel prepara lo que probablemente será una dura batalla de confirmación en el Senado, días después de que la primera elección de Trump para dirigir el Departamento de Justicia, Matt Gaetz, retirara su nominación en el contexto de un intenso escrutinio por acusaciones de tráfico sexual.

Patel es una figura menos conocida, pero aún así se espera que su nominación cause conmoción. Patel ha adoptado la retórica de Trump sobre un "Estado profundo", ha pedido una "limpieza exhaustiva" de servidores públicos que no son leales a Trump y se ha referido a los periodistas como traidores, prometiendo iniciar procesos legales contra algunos reporteros.

Los nominados de Trump tendrán aliados en lo que será un Senado controlado por los republicanos el próximo año, pero sus confirmaciones no son un hecho. Con una mayoría ajustada, los republicanos sólo pueden resistir unas pocas deserciones ante la previsible oposición demócrata, aunque como vicepresidente, JD Vance podría romper cualquier empate en las votaciones.

Sin embargo, el presidente electo también había planteado la posibilidad de impulsar sus selecciones sin la aprobación del Senado, valiéndose de un recoveco jurídico que le permite hacer nombramientos cuando el Senado no está en sesión.

La remoción de Wray no es inesperada, ya que desde hace tiempo Trump lo ha criticado a él y al FBI, sobre todo después de las investigaciones federales —y del registro de su residencia en Mar-a-Lago que llevó a cabo el FBI hace dos años en busca de documentos confidenciales— que resultaron en acusaciones que ahora están a punto de ser desestimadas.

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